¿Alguna vez has notado que los productos son más pequeños? A esto se le llama reduflación o inflación silenciosa. Te explicamos qué impacto tiene ese fenómeno y que tan legal es.
Mario Tapia
Francia tomó la delantera en la lucha contra la reduflación, una práctica que menoscaba la transparencia en los supermercados.
- CHECALO -
A partir del 1 de julio, los establecimientos estarán obligados a destacar con carteles aquellos productos que redujeron su tamaño recientemente. Esta medida tiene como objetivo contrarrestar una táctica engañosa, denunciada tanto por asociaciones de consumidores como por distribuidores.
Según informes de la cadena gala BFTMTV, los distribuidores deberán informar sobre la reducción del producto, ya sea mediante el embalaje o una etiqueta adicional cercana. Esto para que el consumidor pueda observar el cambio en las cantidades y el precio.
El aviso debe ser claro y legible, utilizando caracteres del mismo tamaño que los empleados para indicar el precio del producto. Sin embargo, esta regulación no se aplicará a los alimentos envasados en cantidades variables y los alimentos a granel.
De acuerdo con el borrador del proyecto, las infracciones se castigarán con multas de hasta tres mil euros para personas físicas y hasta 15 mil euros para personas jurídicas.
En México, esta práctica conocida como inflación silenciosa es legal. La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) lo permite siempre que se comunique de manera correcta y explícita el contenido del producto a la venta. Sin embargo, para algunos especialistas no es del todo transparente.
¿En qué consiste esta práctica?
Por lo general, la reduflación consiste en reducir entre un 5 y un 10 por ciento del producto, manteniendo o incluso incrementando su precio.
También se considera reduflación a la práctica de bajar la calidad de los ingredientes, lo que es menos perceptible para el consumidor.
Normalmente, las empresas lo hacen para mantener su margen de ganancias. Pero también existen casos en los que la disminución del contenido es consecuencia de nuevas regulaciones nutricionales.
Esto no es nuevo. Los expertos creen que ha sido una obvia estrategia corporativa al menos desde 1988, cuando la marca Chock Full o’Nuts redujo su bote de café de 455 gramos a 368 gramos y sus competidores siguieron el ejemplo.
Según la organización estadounidense AARP, existen seis productos que suelen tener esta reducción con más frecuencia.
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Papel higiénico.
Cereales.
Detergente para la ropa.
Botanas.
Shampoo.
Acondicionador.
¿Qué podemos hacer?
Aunque no se percibe de la misma manera, el impacto en el bolsillo es similar al que se hubiera tenido al aplicar un aumento en el precio.
Estas son algunas recomendaciones que pueden ayudar a protegernos de los efectos de la reduflación:
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Preparar la lista de la compra del supermercado con anticipación.
Revisar los recibos de las compras y conservarlos por un tiempo razonable para poder comparar los precios posteriormente. Así se puede saber qué productos han subido de precio.
Comparar el gramaje de los productos. Comparar el precio por gramos, kilos o litros y no por el pack completo. Ahí será cuando realmente se podrá ver el costo.
No caer en falsas ofertas. Puede que sólo sea una estrategia de mercadotecnia, pues si el producto favorito ha bajado de precio podría ser que también haya disminuido su cantidad o volumen.
Comparar los precios en varios supermercados. El precio final lo determina la tienda, que se lleva un porcentaje de beneficio por venta, por lo que estos precios pueden variar.
Preferir las compras a granel o a mayoreo, ya que permite acceder a un mejor precio en la compra y en la cantidad.
Intercambiar la marca favorita por una opción de mayor tamaño y misma calidad.
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