El primer largometraje de ficción de la realizadora de origen vasco Estibaliz Urresola Solaguren, 20 mil especies de abejas (2023), narra la historia de un doble viaje: primeramente, el trayecto físico de una madre y su hija desde el territorio vasco francés hacia el colindante Euskadi español, donde pasarán una temporada al lado de la abuela y otros familiares; y después, ese otro deplazamiento, esta vez mental, mucho más íntimo, que realiza esa hija de ocho años llamada Cocó (formidable Sofía Otero) para transitar de su identidad biológica masculina, marcada por su nombre original Aitor, a la de niña, más acorde con su preferencia y gusto, y que su madre, la escultora Ane (Patricia López Arnaiz), acepta con tolerancia, muy a contracorriente de otros miembros de la familia que insisten en que Aitor y su madre renuncien a cualquier alteración de género que atente contra el orden establecido.
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Carlos Bonfil: La muestra
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