Cabaret, musical vigente, pues ahora es más importante dar una opinión que tener un amigo
▲ Elenco del montaje, que tiene temporada en el Teatro de los Insurgentes.Foto cortesía de la producción
Ana Mónica Rodríguez
- CHECALO -
Periódico La Jornada
Lunes 1º de abril de 2024, p. 7
Ambientado en Berlín en 1929, el musical Cabaret transforma el Teatro de los Insurgentes en el decadente Kit Kat Club, en una época en que el nazismo comenzaba a tomar fuerza y los anhelos de una vida mejor prevalecían, pese a las adversidades.
Recién llegado a la ciudad, el escritor estadunidense Cliff Bradshaw (Gustavo Egelhaaf) se enamora de la cantante inglesa Sally Bowles (Ilse Salas), estrella principal del cabaret, donde aparece el Maestro de Ceremonias o Emcee (Irene Azuela), quien todo observa, entre la seductora música, las alegres coreografías y personajes egoístas en busca de su bienestar.
El Kit Kat Club es una metáfora de los terribles cambios políticos que tuvieron lugar en los últimos días de la República de Weimar, régimen surgido en Alemania como una de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial
, explicaron Salas, Azuela y Egelhaaf a La Jornada sobre el musical que después de 20 años tendrá una nueva temporada.
Otras de las tramas que se entretejen en el espectáculo, con libreto de Joe Masteroff, música de John Kander y letras de Fred Ebb, es la del romance otoñal entre Fraulein Schneider (Anahí Allué), una mujer alemana que regentea una pensión, y Herr Schultz (Alberto Lomnitz), un viudo judío propietario de una frutería.
Cliff Bradshaw es un escritor que llega en Año Nuevo a Berlín a buscar una historia y la encuentra sin saber que también iba a vivirla; el personaje es bisexual en una época difícil, pero en un país donde había más libertad sexual y. pese a que Alemania acababa de perder la guerra, era un ambiente muy cultural. Después conoce a Sally, un cometa de fuego, que tiene algo magnético, y sostienen un romance muy extraño
, agregó Egelhaaf.
Con este musical, precisó, “se buscó una experiencia inmersiva y crear un cabaret en todo el Teatro de los Insurgentes para que vean a la compañía como si fuéramos el Kit Kat Club, además de ser fieles a una historia de la vida real, como lo es Cabaret, aunque esté ficcionada”.
Todos queremos ser felices
Destacó: “la obra cobra vigencia, ya que los seres humanos estamos polarizados y pareciera que ofrecer una opinión es más importante que tener un amigo. Cabaret es un gran espejo en el que podemos vernos, porque todos queremos ser felices, tener igualdad, un buen empleo, una familia, un amor y estar bien… parece que no nos damos cuenta de que todos deseamos lo mismo, a lo cual se suma que con las playeras políticas surgen las divisiones y nos olvidamos de la humanidad, así como de ayudarnos mutuamente”.
Cabaret, enfatizó Azuela, es una gran obra dramática en cuestión de la carga política que tiene y es un gran espectáculo, con música exquisita, personajes encantadores y un discurso muy fuerte, pues sucede cuando está creciendo el nazismo. Es un musical que viene bien ponerlo en 2024, porque habla de un espacio en el que se puede ser quien uno quiere; no importa lo que sucede afuera, porque aquí eres bienvenido e invitado a vivir el presente
.
El Maestro de Ceremonias, que ella interpreta, lleva al espectador a despojarse de sus problemas y a ser libre por unos momentos
, resumió la actriz ganadora de dos Premios Ariel en 2008 y 2009.
Para Salas, Cabaret ha sido el único musical que me ha cimbrado; vi la película hace 20 años y me impactó por el contenido político, profundidad y los números musicales. Ahora me atreví a pedir audición y me quedé. Estoy muy contenta de la labor que hemos hecho
, el cual ha girado entre el trabajo físico y vocal.
A Sally Bowles busco dar una profundidad y estoy explorando hasta donde puedo llegar, además de tocar emociones; es lo más difícil que he hecho
, agregó Salas quien ve a su personaje como una mujer rara, resiliente, pero frágil y vulnerable, cuyo poder radica en sobrevivir
.
Cabaret, con producción de Daniela Romo, Claudio Carrera, Diego Luna y Tina Galindo, quien falleció en enero pasado, tiene una duración de 150 minutos y orquesta en vivo, dirigida por Pablo Chemor.
El musical, que rinde homenaje a Galindo, está en temporada en el Teatro de los Insurgentes. Cuenta con un espectáculo antes de la función, así como servicio de bebidas. Las funciones son los jueves a las 20 horas, viernes 20:30, sábado a las 17 y 20:30, y domingo 13:30 y 17:30 horas.
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