Europa Press
Periódico La Jornada
Martes 26 de marzo de 2024, p. 6
Madrid. La meseta persa es la región donde se originaron las oleadas de población que se asentaron en toda Eurasia, durante las primeras etapas de la migración de nuestra especie fuera de África.
Esta revelación, basada en nueva evidencia genética, paleoecológica y arqueológica, arroja nueva luz sobre el complejo viaje de las poblaciones humanas, desafiando la comprensión anterior sobre la expansión de nuestra especie en Eurasia.
- CHECALO -
Publicado en Nature Communications, el estudio destaca un periodo crucial entre hace unos 70 mil y 45 mil años, cuando las poblaciones humanas no se extendieron de forma uniforme por Eurasia, dejando una brecha en comprensión de su paradero durante este periodo.
En este contexto, la meseta persa surgió como un hábitat adecuado capaz de sustentar una población mayor en comparación con otras áreas de Asia occidental.
El componente genético identificado en poblaciones de esa zona subraya su diferenciación duradera en el área, compatible con la naturaleza central de la región y es ancestral a los componentes genéticos que ya se sabe que habitaron la región.
Tal firma genética se detectó gracias a un nuevo enfoque que dice que hay 40 mil años de mezcla y otros eventos confusos. Esta conexión genética subraya la importancia de esta meseta como un lugar fundamental para los primeros asentamientos humanos y las migraciones posteriores.
Visión del pasado antiguo
Michael Petraglia, director del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana de la Universidad Griffith y coautor del trabajo, concluye: “nuestro estudio multidisciplinario proporciona una visión más coherente del pasado antiguo, ofreciendo información sobre el periodo crítico entre la expansión fuera de África y la diferenciación de las poblaciones euroasiáticas.
La meseta persa emerge como una región clave, lo que subraya la necesidad de realizar más exploraciones arqueológicas.
Leonardo Vallini, de la Universidad de Padova, Italia, y autor principal del estudio, señaló: “el descubrimiento aclara una parte de 20 mil años de la historia del Homo sapiens fuera de África, periodo durante el cual interactuamos con poblaciones de neandertales, y arroja luz sobre las relaciones entre varias poblaciones euroasiáticas, proporcionando pistas cruciales para comprender la historia demográfica de nuestra especie en Europa, Asia Oriental y Oceanía”.