México/Cargando bultos, recibiendo mercancía y en restaurantes es como se ganan la vida los cubanos Yadira Maragoto, Yasmany, Andrés Sánchez Hurtado y Yadel Pérez, en la Central de Abasto, el mercado más grande de América Latina, ubicado en Ciudad de México. “Estados Unidos es el sueño, pero en lo que llega la cita hay que trabajar y reunir dinero”, dice a 14ymedio Maragoto.
La mujer llegó a Tapachula en diciembre del año pasado. Guiada por conocidos pagó 150 dólares a un agente de Migración, pero tras casi dos meses de espera sólo le entregó una copia del supuesto salvoconducto. Cuando reclamó, la amenazó con deportarla. Para salir del estado tuvo que pagar otros 200 dólares a una persona que la dejó en la Ciudad de México.
El plan de Maragoto era comprar un boleto en la Central de Autobuses del Norte con dirección a Piedras Negras (Coahuila), ciudad fronteriza con EE UU, pero el costo era de más de 3.000 pesos mexicanos (184 dólares) y a ella sólo le quedaban menos de 60 dólares. Luego de varios días buscando trabajo llegó al mercado ubicado en la alcaldía Iztapalapa, donde solicitaban a “una muchacha con ganas de trabajar”.
Maragoto gana 320 pesos (casi 20 dólares) diarios. Trabaja seis días a la semana. Actualmente solo posee un amparo que le tramitaron para evitar ser detenida, pero la encargada del negocio lo único que le pidió fue “disposición”.
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Yasmany es otro cubano que trabaja en una bodega donde se comercializa cebolla y chile. En la Isla se encargaba del arreglo de acumuladores, pero en México ha tenido que ganarse la vida descargando camiones. El encargado del local, que de joven pasó varios años como migrante en EE UU, le paga 300 pesos (18 dólares) diarios, incluida la comida.
“He mandado poco a la familia y espero que esto mejore y pueda llegar a EE UU”, dice este cubano, quien considera que México es un buen lugar para establecerse.
La historia de Andrés Sánchez Hurtado es similar a la de Yasmany. Su primer trabajo en la Central de Abasto fue como estibador, pero luego de un mes y, gracias a sus estudios de Turismo, logró ser contratado como vendedor y supervisor en un almacén, según contó a la televisora TV Azteca.
Sánchez acepta que cuando se emigra “uno debe de estar preparado para todo” y su objetivo es poder ingresar por la vía legal a EE UU.
Yadel Pérez tiene una semana trabajando en una carnicería. “Cuando veo toda esta carne quiero llorar. Salí de Cuba por hambre porque no hay dinero para el pueblo. Quiero sacar a mi familia y traerla para México. Llevo el proceso en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y tengo cita para abril”.
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