Relatar todas las anécdotas y curiosidades de los galardones Premios Oscar, concedidos por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood daría para un libro entero. Y ya no sólo en cuanto a los datos puros sobre la cantidad de premios y nominaciones que haya conseguido un solo filme, las salidas de la ceremonia de entrega o las veces en que se han propiciado éxitos absurdos.
Por ello, lo preferible es centrarse en alguna anécdota lo suficientemente curiosa que amerite un texto así sobre ella. Como la ocasión en que un mamífero doméstico de la familia de los cánidos, animal conocido por todos como perro, obtuvo una nominación a los Oscar que se entregaron en 1985 Y no se trata de ninguna broma, si bien tampoco lo que quizá estáis pensando acerca de la collie Lassie, el san bernardo Beethoven o el terrier Uggie.
El caso es que Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes, película dirigida por Hugh Hudson en 1984, fue la enésima adaptación al cine de la novela escrita por el estadounidense Edgar Rice Burroughs sobre tan célebre y selvático personaje. El filme se acercó más a ella que sus predecesores y se alejó de estos presentándonos a un Tarzán no simplón sino bastante inteligente, aceptando variaciones respecto de la historia primigenia para profundizar en una mayor verosimilitud y, en su segundo tramo, desviándose radicalmente del curso de la novela de Burroughs. Las desavenencias de Robert Tawne con la Warner Bros. le llevaron a ceder los créditos de su guion para Greystoke a su pastor húngaro P. H. Vazak
Todo ello lo articuló el guionista Robert Tawne, antes autor de un libreto original tan venerado como el de Chinatown (Roman Polanski, 1974), ganador del Oscar, o del posterior de la vigorosa Mission: Impossible (Brian de Palma, 1996), además de varias escenas de la imprescindible The Godfather (Francis Ford Coppola, 1972) como script doctor que era.
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Pero sucedieron un par de cosas que acabarían colocando el foco sobre el mejor amigo de este hombre: la Warner Bros., productora de Greystoke, despidió a Tawne tras el fracaso en su debut como autor total de cine con Personal Best* (1982), protagonizada por la nefasta Mariel Hemingway y de la que esta compañía era su distribuidora; y puesto que él se había tirado varios años trabajando en el guion de Greystoke, descubrió la reescritura de varias escenas y no estaba de acuerdo con cambios importantes que habían introducido, la respuesta que dio fue exigir que se acreditara a P. H. Vazak, su propio perro pastor húngaro, como quien lo había redactado. Así que fue el nombre del lanudo animal el que constó como guionista del filme tanto en los títulos como en los créditos.
La crítica especializada se dividió en la evaluación de la película, y obtuvo tres nominaciones a los Oscar para las estrenadas en su año, dos de las cuales tenían una particularidad: la primera, que el británico Ralph Richardson falleció antes de ser nominado como Mejor Actor de Reparto por su papel del Sexto Conde de Greystoke; y la segunda, la posibilidad de que ganase el Oscar al Mejor Guion Adaptado. Es decir, ya que Towne había renunciado a su crédito como guionista en favor de su buen Vazak, este se convirtió en el único can absurdamente nominado a los Oscar de la historia.
Pero, al final, Peter Shaffer se llevó el gato al agua por su libreto de Amadeus, la gran triunfadora de Miloš Forman, aquella noche de marzo de 1985. De modo que podemos decir que a Vazak se le privó de la oportunidad de subir al escenario del Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, a cuatro patas y su mejor pajarita al cuello, para recoger con su boca perruna la dorada estatuilla calva de la Academia.
Si esta ensoñación hubiera podido ocurrir, quizá le habrían colocado una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood como a Uggie y antes que a él. Pero su nominación no se la quita nadie**.
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