Este artículo fue escrito por Daniel Arráez. Daniel Arráez es economista de profesión, trabajando en el entorno de criptomonedas desde hace 12 años. Co-creador y administrador de la primera comunidad digital de Bitcoin en Venezuela. Operador y director del primer Exchange Venezolano de Bitcoin a Bolívares. Profesor Universitario en el área de Finanzas, Estadías y Criptomonedas.
“Tengo 15 años de experiencia en cripto. Soy un experto.” o “Enséñame tu Lamborghini y un monedero con mínimo 15 Bitcoin y sólo así podrás dirigirme la palabra”. El entorno de criptomonedas a menudo está lleno de charlatanes con ínfulas de experto, qué lo único distinto que hacen es generar ruido y aportar cero valores a su entorno.
No es de extrañar que muchas personas que no están versadas en los espacios digitales tengan una terrible primera experiencia de la mano de uno de estos personajes; que mal aprovechan su influencia para su beneficio propio, en lugar de aportar para las comunidades en las que hacen vida.
- CHECALO -
Aprovechando el renovado interés del público en general sobre los mercados cripto, me gustaría dedicar unas líneas a reflexionar sobre lo que han sido las altas y bajas en los ciclos que he tenido la fortuna de apreciar a lo largo de estos últimos doce años.
Me presento: Mi nombre es Daniel Arráez, y descubrí Bitcoin una tarde por casualidad en la que un amigo me invitó a correr un programa en mi PC, y cuando le reporté lo que aparecía en pantalla me ofreció $80 USD a la semana si dejaba corriendo el programa todo el día. Tras ver el cable de poder derretirse y llenarse de artefactos la pantalla, decidí investigar qué era ese programa y qué significaba Bitcoin. Era el año 2012, y desde que caí por la madriguera de conejo, empezó mi mundo a girar en torno a esta nueva tecnología que revolucionaría el mundo en el que vivimos.
Bitcoin es en simples palabras dinero digital. A diferencia de los otros tipos de dinero digital, la propuesta de valor de Bitcoin yace en los siguientes valores: es un sistema abierto, resistente a la censura, descentralizado, y que no requiere de un tercero de confianza o de autoridad central para permitir el intercambio entre personas. Esto, por supuesto, viene con un nuevo conjunto de reglas, y supone la primera vez en la historia de la humanidad en que no se requiere de una figura de autoridad para que podamos transferir y transmitir valor.
Hasta el año 2009, no existía en el mundo otro tipo de dinero que cumpliera con estas características, aunque sí fueron varios los intentos previos a Bitcoin. Todos para solucionar una paradoja sobre el dinero digital: o se requería de una autoridad central que validara y aprobara las operaciones; o era inseguro, y no existía la posibilidad de garantizar que no existiera un doble gasto. Con el nacimiento de Bitcoin, estas dos condiciones se garantizaban de una manera elegante y práctica.
Quince años luego, hoy nos encontramos con una secuencia ininterrumpida de bloques que dan testimonio de una historia. Un registro en todos aquellos nodos de la evolución de Bitcoin hasta su versión actual, siempre producto del consenso de las mayorías, que nos muestra cómo es posible que dinero y Estado se separen de manera exitosa.
Sin embargo, y como consecuencia de que el protocolo que lo soporta sea un protocolo abierto, Bitcoin tiene copias y clones que a menudo buscan emular las propiedades de éste, con modificaciones que no pueden ser aplicada producto de que no consiguen suficiente consenso. Y más veces de las que no, estas copias o monedas alternas a menudo caen planas por no poder seguir el paso de Bitcoin y no poder contar con el set de propiedades que lo hacen único y diferente de cualquier tipo de dinero.
Aprender a navegar en un mar cada vez más profundo lleno de criptomonedas conlleva saber eludir el ruido. Identificar el valor entre tantas monedas similares y sin propósito es a veces una tarea imposible, y sólo se hace cuestión de suerte que la moneda elegida sea seleccionada por otro sinfín de personas buscando el camino rápido y fácil hacia la riqueza.
Hoy, tras doce años en el medio, puedo dar fe de que no existen atajos. Que la educación es fundamental para proteger el capital; y que es necesario bajarse de pedestales, y vestirse de humildad para entender que no existen expertos, y que estamos en un proceso de aprendizaje continuo y constante. Bitcoin representa libertad. Libertad financiera. Libertad de pensamiento. Libertad de acción.
Mi recomendación para todos aquellos que estén iniciando, y todos aquellos que tengan tiempo en el ecosistema cripto, es aprender sobre los fundamentos y propuestas de valor que Bitcoin ofrece, y así aprender a separar el valor del ruido.
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