Entrega final de una trilogía sobre la redención y el perdón, El maestro jardinero ( Master Gardener, 2022), del realizador y guionista estadunidense Paul Schrader, propone un relato a medio camino entre un crudo realismo y una ensoñación fantasiosa. Su protagonista, Narvel Roth (Joel Edgerton), es el horticultor cuarentón responsable de atender los jardines de la lujosa finca Gracewood y también los imperiosos caprichos de su dueña, la matriarca Norma Haverhill (Sigourney Weaver). Narvel, un individuo hermético y misterioso, lleva grabados sobre el torso desnudo, al abrigo de la mirada ajena, los tatuajes infamantes que son el estigma de un pasado para él ya vergonzoso. Su relación de dependencia mutua con su protectora rica tiene ecos, no tan lejanos, con la que sostenían la actriz olvidada Norma Desmond (Gloria Swanson) y su chofer factótum Max (Erich von Stroheim) en El ocaso de una vida ( Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1950). El entendimiento de la pareja en el filme de Schrader se antoja más compleja aún y bien podría haberse mantenido como un juego de poder perversamente apacible, de no ser por la llegada a la finca de la joven mestiza Maya Core (Quintessa Swindell), sobrina nieta de Norma, de quien Narvel imprudentemente se enamora.
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