Dune 2 es una de las películas más esperadas de todo el 2024. La cinta, que se estrena en cines el 1 de marzo, es la ansiada continuación de la primera entrega de Denis Villeneuve, que dejaba la historia completamente a medias. Tres años después, y tras varios retrasos a causa de las huelgas de actores y guionistas, el director ya está listo para reencontrarse con el público en un espectáculo que prometía ser la consagración de su idea. Una cinta con la que culminar la adaptación del primer libro de Frank Herbert y que, si todo va bien, debería dar paso a la tercera parte de la trilogía, El mesías de Dune.
La película vuelve a poner el foco en la historia del joven Paul Atreides. Este noble vio cómo la vil Casa Harkonnen asesinaba y destruía a toda su familia y su legado. Tan solo él y su madre habían conseguido sobrevivir, refugiándose en el desierto de Arrakis junto a los Fremen. Ahora, ambos deberán aprender las costumbres de este pueblo para ayudarlos en su lucha por la libertad. Un camino que llevará a Paul a enfrentarse a su propio destino como el presunto elegido que acabará con la opresión del Imperio.
Dune 2
Dune 2 es la consagración de la saga y de la visión que Denis Villeneuve tenía de la épica epopeya de Paul Atreides. Un viaje monumental en lo visual, extraordinario en lo narrativo y con una banda sonora exquisita. Una película que apunta a marcar una época en el cine de entretenimiento de gran presupuesto. Un filme impecable que se eleva hasta el olimpo de las grandes obras de la ciencia ficción a través de sesudas reflexiones sobra la fe y el destino, aderezadas con la conspiración y los juegos de poder y culminadas como una catarsis audiovisual única.
Una película generacional
La buena noticia para los fans de la primera entrega es que Villeneuve ha querido ser muy continuista con ese tono adulto, filosófico y trascendental. Por otro lado, la noticia positiva para los pocos que no acabaron de comprar aquella propuesta es que el cineasta ha decidido superarla en todo. Ha impreso mucha más épica, mucha más acción, mucho más desarrollo de personajes… En Dune 2, el director ha optado por jugar la carta del «más por más es siempre más». Y mejor. Si la primera fue una cinta grandiosa, esta es una obra monumental.
No es de extrañar, puesto que el propio Villeneuve había avisado con el estreno de la original que esa era, para él, una suerte de introducción. De un presupuesto y una magnitud escandalosos, sí, pero una introducción. La gran historia sobre el destino del héroe y del universo se reservaban para Dune 2. Toda su visión recaía en esta segunda película. Era una promesa arriesgada, pero ha cumplido sobremanera.
La historia de Paul con los Fremen, que sirve como arranque de la cinta, es exquisito. A partir de ahí, Villeneuve construye en in crescendo un viaje de esperanza, fuerza y honor, pero también de conspiración, de fe y de linaje. Una narrativa sobre los salvadores del mundo en tiempos de colonialismo, tal y como Herbert lo había concebido. Porque Dune 2 es muy fiel a la novela y no se deja guiar por los cómodos hábitos de estas epopeyas. Asume cuál debe ser el destino final y, a partir de ahí, hace florecer la magia. El ritmo es denso, oscuro y no siempre optimista. Es en todo ello donde radica su virtud, porque en ningún momento se traba. Cuando puede caer en la pesadez, aparece un giro, una escena de acción o una secuencia rompedora que dinamiza el conjunto. Sus casi tres horas no son para nada un lastre.
El director eleva el listón, haciendo converger todos los elementos del cine de ciencia ficción para ofrecer una absoluta obra maestra del género. Una película que confirma a Dune como la gran franquicia del cine de entretenimiento de esta generación, como en su día lo fueron Star Wars o El Señor de los Anillos. De hecho, la comparación tantas veces repetida de Dune 2 con El Imperio Contraataca y con El Retorno del Rey es sorprendentemente precisa. La película se siente como la cima de una historia que alcanza el cielo y que resonará por décadas entre el público. Un acontecimiento cinematográfico único.
Un espectáculo abrumador
Para lograrlo, Villeneuve se sirve de un aparataje formal descomunal. Dune 2 hereda el mejor espectáculo visual inmersivo de la primera entrega. El sol y la arena de Arrakis toman todo el protagonismo para dejar estampas de una belleza extraordinaria. Sobre ella, se impostan unos efectos especiales perfectamente realistas y muy bien conseguidos. La cinta lleva más allá el estándar exigible para producciones de este calibre. A su lado, cualquier película estrenada en los últimos años —a excepción de Avatar— queda muy por debajo en este aspecto.
Al portentoso diseño visual, con todos los departamentos que ello incumbe trabajando en perfecta simbiosis, se une la banda sonora. Hans Zimmer, que empezó a desarrollar la música de Dune 2 antes incluso de que la película recibiera luz verde, ha superado su trabajo de la anterior. El compositor pone ese ingrediente extra de épica y de mística que hace retumbar los oídos (y también los corazones) de los espectadores. En definitiva, aunque solo sea por el esfuerzo técnico que hay en la película, merece ir a verse en la mejor sala de cine posible.
El reparto
En Dune 2 también crece, y mucho, la importancia de su elenco. Timothée Chalamet lleva sobre sus hombros todo el viaje hacia el abismo que vive Paul. El actor genera un aura hipnótica a través de la cual convierte a ese adolescente idealista y romántico en un feroz guerrero en el campo de batalla. Y esta vez sí, el tándem con Zendaya —en uno de sus mejores papeles hasta la fecha— multiplica la interpretación de ambos. Su romance en mitad de la tragedia les encumbra como dos de las mejores estrellas del nuevo panorama hollywoodiense.
Pero no solo ellos brillan en Dune 2. La tercera gran figura es la de Austin Butler, secundario pero inolvidable. El actor de Elvis se mete en la piel de un asesino psicópata con un trabajo impactante y muy visceral. Su presentación corta el aliento. Aunque por el lado contrario, el de la simpatía y el buen humor, quien sobresale es el español Javier Bardem. Se nota que es, con diferencia, el que mejor se lo ha pasado rodando la película. Su Stilgar es puro carisma. Como también lo es la Jessica Atreides de Rebecca Ferguson, aunque en este caso desde la contención y el hermetismo.
La promesa de un futuro brillante
Denis Villeneuve ha alcanzado la perfección con Dune 2. Una película total del cine de entretenimiento de calidad que marcará una época. Pero, además, deja clara una cosa. Warner Bros. tiene aquí una saga que, si explota correctamente, puede convertirse en uno de los universos cinematográficos más ricos de la historia del cine. Las puertas que el filme abre hacia el futuro son muy prometedoras.
Por lo pronto, ya está en desarrollo la intrigante serie de las Bene Gesserit, que presumiblemente explorará ese lado de conspiraciones y juegos de poder ocultos de Dune, así como su mitología más prosaica. Pero el siguiente paso del estudio ha de ser El mesías de Dune. Villeneuve ha insistido en que tiene el guion casi listo y que él siempre ha visto este macroproyecto como una trilogía. La compañía quiere comprobar antes que esta nueva cinta también funciona en taquilla. Y debe hacerlo, pues la historia de Arrakis y de estos personajes merece un final acorde.
En resumen, Dune 2 es una obra maestra sin paliativos. Una epopeya monumental, épica, grandiosa y devastadora a partes iguales. Denis Villeneuve ha firmado una película con aroma a clásico, redonda en su narrativa y con un espectáculo atronador en lo visual que será recordado durante mucho tiempo. El reparto está espléndido y la banda sonora es demencial. Está muy por encima de cualquier blockbuster de los últimos 15 años. Impecable.
Dune 2 se estrena en cines el 1 de marzo.
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