La NASA acaba de poner en órbita un nuevo y avanzado satélite, que le permitirá medir con mayor precisión los efectos del cambio climático en nuestro planeta. PACE —las siglas para Plancton, Aerosol, Clima y Ecosistema oceánico— se lanzó este jueves a bordo de un cohete Falcon 9, de SpaceX, desde la base en Cabo Cañaveral, Florida.
«PACE nos ayudará a aprender, como nunca antes, cómo las partículas en nuestra atmósfera y nuestros océanos pueden identificar factores clave que impactan el calentamiento global», dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. La agencia espacial confirmó la activación de la señal del satélite cinco minutos después de su lanzamiento.
El satélite pasará al menos tres años estudiando los océanos y la atmósfera a una altura de 676 kilómetros. Todos los días, escaneará el planeta con dos instrumentos polarímetros, herramientas diseñadas para estudiar cómo interactúa la luz solar con las partículas en el aire. Esto le ofrecerá a los investigadores de la NASA nueva información sobre los aerosoles atmosféricos, las propiedades de las nubes y la calidad del aire a escala local, regional y global.
El satélite cuenta con un tercer instrumento para analizar los océanos y otras masas de agua a través de un espectro de luz ultravioleta, visible e infrarroja cercana. De esta forma, la NASA podrá rastrear la distribución del fitoplancton y, por primera vez desde el espacio, identificar qué comunidades de estos organismos están presentes a escala global. Esto ayudaría, por ejemplo, a estudiar la proliferación de algas nocivas y otros cambios en el mar provocados por el cambio climático.
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El aporte de la NASA a la emergencia por el cambio climático
Estudiar el fitoplancton es importante porque desempeña un papel clave en el ciclo global del carbono. Estos organismos absorben dióxido de carbono de la atmósfera y lo convierten en su material celular. Además, son fundamentales para el desarrollo de algunos ecosistemas acuáticos.
La NASA ya tiene en órbita más de dos docenas de satélites e instrumentos de observación de la Tierra. «PACE nos dará otra dimensión» en comparación con lo que observan otros satélites, dijo la directora de ciencias de la Tierra de la NASA, Karen St. Germain.
El cambio climático ya impacta de manera poderosa en los océanos. No es solo el aumento del nivel del mar, que en 2023 llegó a su máximo histórico. Los científicos advirtieron en agosto pasado que la temperatura media de la superficie de los océanos había alcanzado el nivel más alto de su historia.
La misión de PACE comenzó a planificarse hace 20 años, contó la NASA en un comunicado. «Las oportunidades que ofrecerá PACE son muy interesantes y podremos utilizar estas increíbles tecnologías en formas que aún no hemos previsto», dijo Jeremy Werdell, científico del proyecto PACE. «Es verdaderamente una misión de descubrimiento».
El nuevo satélite es uno de varios esfuerzos de la NASA para atender la emergencia climática. En diciembre pasado, la agencia creó un centro dedicado especialmente a impulsar la difusión de datos que contribuyan a frenar el cambio climático.
El 2023 cerró como el año más caluroso de la historia y este año podría ser peor. La Oficina Meteorológica de Gran Bretaña advirtió que la temperatura promedio global podría superar momentáneamente los 1,5 °C en 2024. Dos factores sostienen este pronóstico: las emisiones de gases contaminantes siguen en alza y el fenómeno El Niño, que comenzó el año pasado, todavía no ha llegado a su punto máximo.
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