Cuando en 2010 se estrenó la película La red social de David Fincher, pocos imaginaban que aquella fulgurante historia de veinteañeros multimillonarios, rencores y moral puesta a prueba a través de la tecnología era solo el comienzo. Facebook tenía entonces solo seis años de vida y, en cierto modo, ya había cambiado la forma de comunicarse de 500 millones de personas, más que la población de Estados Unidos y Canadá juntos.
Aquel año Facebook todavía no había salido a bolsa, aún no había adquirido WhatsApp ni Instagram y por supuesto no había ocurrido el escándalo de Cambridge Analytica. Ah, y el Metaverso todavía era algo que solo nombraba en historias de ciencia-ficción.
También parecía complicado que en algún momento Facebook como empresa acabara renunciando a su propio nombre en medio de un cambio de rumbo que aún no ha acabado de definir.
Lo que no ha cambiado desde entonces es otro nombre: Mark Zuckerberg. Hoy se cumplen 20 años de la fundación, de una web, una red social, una plataforma y una empresa que ha configurado internet, su cultura y la economía actual hasta convertirse para algunos en un gran villano contemporáneo. Este es un recorrido por su historia y todos los cambios que ha provocado.
- CHECALO -
De TheFacebook a Facebook
El 4 de febrero de 2004, Mark Zuckerberg, entonces estudiante de Harvard, lanzó uno portal enfocado en que los estudiantes de su universidad conectaran: TheFacebook.com. Fue todo un éxito. Antes, había hecho un intento similar con un portal en el que se juzgaba el físico de los estudiantes. Y antes que él, otros como Reid Hoffman, fundador de LinkedIn, habían intentado poner en marcha los que después se llamaría red social unos años previos.
La idea de Zuckerberg no era completamente nueva (y es famosa la demanda de los hermanos Winklevoss por supuestamente plagiar una idea que compartieron con él), pero triunfó.
En solo unos meses, tras expandirse por universidades de la Ivy League, superó el millón de usuarios. Entonces fue cuando cambió el dominio al actual: Facebook.com.
Cuatro años después, ya eran 100 millones de usuarios. El año siguiente, 200. Hoy se estima, a pesar de que mucha gente ya no usa su cuenta, que algo más de 1 de cada 4 humanos en la Tierra tienen una cuenta en Facebook.
Y el comienzo de sus malas prácticas
El crecimiento exponencial de Facebook no solo se debió a su facilidad de uso y capacidad para conectar a las personas, sino también a su capacidad para recopilar datos de usuarios.
Los primeros grandes crecimientos de la red social llegaron tras la compra de Onavo en 2013, poco después de su salida a bolsa un año antes.
Onavo, una app israelí, funcionaba como una especie de VPN móvil que en realidad sirvió a Facebook para recopilar multitud de información sobre cómo usaban los móviles los usuarios y con qué aplicaciones.
Aquella era la época en la que, ante la falta de regulación y de concienciación, Facebook podía extraer información de nuestros contactos, incluso sin que tuvieran una cuenta, solo teniendo acceso a nuestros datos y nuestra agenda.
Cambridge Analytica, el gran escándalo dado a conocer en 2018 y que, al menos momentáneamente, puso el foco sobre cómo Facebook había estado tratando nuestros datos, se basaba en gran medida en estas brechas.
Pero además de la obtención de datos con fines publicitarios y políticos, Facebook también ha estado siempre en el ojo de la polémica por otros muchos motivos. Sin ir más lejos, su falta de control sobre el contenido y el uso que de ella y después de Instagram tenían sus usuarios más jóvenes, como refleja la reciente comparecencia de Zuckerberg de nuevo ante el senado de los Estados Unidos.
La gran economía de la publicidad en internet
El uso de Facebook e Instagram como plataforma publicitaria es conocido. A medida que los usuarios interactuaban con la plataforma, Facebook recopilaba datos sobre sus preferencias, intereses y comportamientos. Esta información se utilizó para personalizar la experiencia de usuario y orientar la publicidad de manera más efectiva.
El origen del negocio publicitario de Facebook data de 2006, cuando la plataforma introdujo sus primeros anuncios dirigidos, lo que permitía a los anunciantes llegar a audiencias específicas en función de su información demográfica y preferencias. Esta estrategia publicitaria se convirtió en la principal fuente de ingresos de Facebook y le permitió ofrecer servicios gratuitos a sus usuarios.
Facebook ha generado junto con Google un duopolio de la publicidad online que aún perdura en gran medida y que ha marcado cómo se ha construido la red. La publicidad segmentada ha afectado a negocios y sectores enteros, medios y también se ha usado claro está para fines políticos, como recopilamos en Hipertextual en este especial sobre el uso de los partidos políticos de Facebook Ads.
Cuando la familia crece: Las adquisiciones que impulsaron su imperio con Instagram y WhatsApp
A medida que Facebook continuaba expandiéndose, también buscaba oportunidades para adquirir otras empresas que complementaran su visión y fortalecieran su posición en el mercado. En 2012, Facebook adquirió Instagram, la entonces popular aplicación de compartición de fotos, por mil millones de dólares. Hoy se ve como una ganga.
La adquisición de Instagram permitió a Facebook ingresar al mercado de las redes sociales visuales y atraer a un público más joven. Con el tiempo, la red social hija se fue comiendo a la madre en rentabilidad y usuarios. Facebook se fue quedando como la red social de los padres, mientras Instagram crecía sin competidor en su segmento hasta la irrupción de TikTok.
En 2014, Facebook dio otro gran paso hacia el gigante que es al adquirir WhatsApp, una aplicación de mensajería instantánea. Con más de mil millones de usuarios en ese momento, WhatsApp se convirtió en una herramienta clave que proporcionó a Facebook una base de usuarios aún más amplia y de datos con los que trabajar.
Sus incorporaciones también trajeron consigo informaciones sobre cómo Zuckerberg controlaba el proceso de asimilación de estas apps. Tanto de WhatsApp como de Instagram acabaron saliendo sus fundadores tras unos años dentro de la estructura de Facebook.
¿Alguien se acuerda de Cambridge Analytica?
El escándalo de Cambridge Analytica fue solo uno de los muchos desafíos que Facebook ha enfrentado en su historia, de los que no obstante ha conseguido ir saliendo sin que ninguno consiguiera tumbarlo del todo.
Desde problemas de privacidad y seguridad hasta acusaciones de censura y manipulación de contenido, Facebook ha estado en el centro de la controversia en numerosas ocasiones. Se estima que solo en este tipo de brechas la mitad de las más de 2.300 millones de cuentas han sido expuestas de alguna forma.
A pesar de los escándalos y las críticas, Facebook ha logrado mantener su posición dominante en el mercado de las redes sociales. Aunque ha experimentado una disminución en la retención de usuarios, especialmente entre los más jóvenes, la adquisición de Instagram y WhatsApp ha compensado en cierta medida esta pérdida.
La metamorfosis a Meta
Fruto en parte de este desgaste, a finales de 2021 Facebook como empresa dejaba paso a Meta en un movimiento inesperado. Zuckerberg movía el dedo de la publicidad al metaverso, aunque quizá solo para que todos miráramos mientras los anuncios seguían siendo su principal fuente de ingresos y la inteligencia artificial se configuraba como su verdadero futuro.
El cambio de nombre de Facebook a Meta es un reflejo de los esfuerzos de la empresa por diversificarse y alejarse de su imagen problemática como una red social. Oculus, adquirida en 2014, se convertía en el nuevo pilar del hasta ahora modesto hardware de la compañía.
20 años con Zuckerberg al frente
Y, sin embargo, a pesar de cambiar hasta de nombre, la figura de Zuckerberg se ha configurado como la del único CEO de las Big Tech y fundador que sigue en el cargo.
El sistema de reparto de poder en el consejo de la compañía lo protege. A pesar de su falta de moral, Zuckerberg ha demostrado ser durante muchos años el líder que una empresa necesita para tener contentos a sus accionistas, así que no es tan sencillo pensar en su caída.
En el contexto actual, que en sí mismo es un cambio de contexto, ha conseguido seguir haciendo crecer el precio de la acción y presentando buenos resultados. No se puede decir que no haya sabido mantenerse en pie, guste o no, y siendo uno de los líderes tecnológicos más rentables y solventes para sus propios intereses y los de su empresa.
No sabemos si dentro de otros 20 años Facebook seguirá existiendo como Meta o no, pero el impacto que ha dejado en estas primeras dos décadas de su historia seguro que se sigue notando.
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