Europa se ha fijado una meta ambiciosa, pero acorde a la emergencia climática que enfrentamos. La Comisión Europea recomendó este martes a los gobiernos de la región reducir en un 90 % las emisiones gases contaminantes, como el dióxido de carbono.
El objetivo es lograr que la Unión Europea logre la emisión neta para 2050. Es decir, que tenga la capacidad de limpiar de la atmósfera la misma cantidad de gases contaminantes que arroje al aire. La Comisión Europea asumió la recomendación recibida en enero por parte del Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático.
Este consejo había advertido que las políticas de la Unión Europea no estaban alineadas con los objetivos de reducción que emisiones que se plantean desde hace varios años. En este sentido, la Comisión ha dicho ahora que presentará una propuesta legislativa, que deberá consensuarse con el Parlamento Europeo y los Estados miembros, después de que se celebren las elecciones europeas de junio.
La Comisión propone de entrada una «descarbonización industrial» que aproveche las fortalezas industriales existentes en Europa. Por ejemplo, la capacidad instalada gracias a la energía eólica, la hidroeléctrica y los electrolizadores.
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La Unión Europea, al igual que ocurre en países como Estados Unidos y China, ha reportado incrementos récords en la construcción de paneles solares y turbinas eólicas. Esto permitió que el crecimiento de la capacidad de energía renovable tuviera en 2023 el pico más alto en los últimos 20 años, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Las emisiones de dióxido de carbono (CO₂), el principal gas contaminante, han caído en la Unión Europea a niveles no vistos desde la década de 1960. La clave de este logro estuvo, precisamente, en una mayor producción de energía limpia, según el último informe del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés).
Esta es la segunda reducción de gases contaminantes más pronunciada que se ha registrado. Solo ha quedado por detrás de la de 2020, cuando la pandemia por coronavirus obligó a suspender gran parte de la actividad industrial.
El nuevo planteamiento de la Comisión Europea también rescata la propuesta sobre la fijación del precio del carbono. La iniciativa hace referencia a la implementación de varios mecanismos que obligarían a las industrias que contaminan a pagar el precio por el daño provocado. Por ejemplo, a través de un impuesto por emisiones. El organismo europeo también hace referencia a la necesidad de desarrollar una estrategia de financiamiento.
Grupos ambientalistas analizan todo con pinzas. Algunos destacan medias tintas, como que la Comisión menciona en su plan la eliminación gradual del carbón, pero no dice nada sobre la estrategia para eliminar gradualmente el uso de petróleo y el gas en Europa.
«Se pueden establecer objetivos para reducir los gases de efecto invernadero tanto como se desee, pero sin un plan claro para eliminar gradualmente los combustibles fósiles que los producen, simplemente no son creíbles», dijo Dominic Eagleton, activista de la organización Global Witness, en un comunicado. «Es como construir una bicicleta sin pedales, ¿cómo vas a impulsarla?», agregó.
Los combustibles fósiles como principal obstáculo
Global Witness reveló el mes pasado cómo la industria de los combustibles fósiles gastará 223.000 millones de dólares durante la próxima década en el desarrollo de nuevos sitios de extracción de gas. Todo esto, para abastecer a Europa, la mayoría dirigida a atender la demanda de países de la Unión Europea.
Los combustibles fósiles fueron el centro de la polémica en la COP28, la cumbre de Naciones Unidas para el cambio climático. Por momentos, se propuso incluir en el acuerdo final un plan para eliminar el uso de combustibles fósiles. Pero el lobby de los grandes actores de la industria, secundados por los Emiratos Árabes Unidos —anfitrión de la cumbre—, torcieron la propuesta.
Al final, se incluyó una mención tibia a la «transición» desde los combustibles fósiles «de manera justa, ordenada y equitativa». El acuerdo de la COP28 plantea «triplicar la capacidad energética renovable» y «duplicar la eficiencia energética media» anual de aquí a 2030. De esta forma, se lograría la reducción de emisiones de dióxido de carbono y otros contaminantes a nivel global en un 43 % para 2030. Y un 60 % para 2035.
La Ley Europea del Clima, vigente desde julio de 2021, es la que establece el compromiso de la Unión Europea de alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. También fija un objetivo intermedio de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030. Esta misma legislación es la que exigía la fijación del objetivo para 2040 que la Comisión Europea acaba de proponer.
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