Los protagonistas de La sociedad de la nieve sufrieron todo tipo de daños, desde lesiones causadas por los golpes del accidentes hasta una desihdratación severa que incluso les hizo orinar negro. Pero, sin duda, también tuvieron que luchar con los efectos de la congelación. No es necesario perderse en los Andes para experimentar estos efectos. De hecho, se calcula que en países como Finlandia, un 1,1% de la población experimenta cada año los efectos de una congelación grave. En los casos más graves puede ser necesario incluso amputar extremidades. Por eso, hace mucho tiempo que los científicos se afanan en buscar un fármaco contra la congelación. Y parece que por fin lo han encontrado.
La Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), ha dado por fin luz verde para la comercialización de uno de estos medicamentos. Se llama Iloprost y su mayor peculiaridad es que no se desarrolló inicialmente como fármaco contra la congelación.
Su cometido original era el tratamiento de la hipertensión pulmonar. Es curioso, pues ese era también el propósito de la Viagra, que al final se acabó utilizando para una sintomatología muy diferente. Es lo que tiene la medicina. A veces, los medicamentos acaban teniendo fines muy distintos a los que se pensaron en un principio. Y hay algo muy bueno en eso. Iloprost ha podido comercializarse muy rápido desde que se iniciaron los trámites para ello, ya que los estudios de seguridad en pacientes estaban más que finalizados. Se había probado para la hipertensión, por lo que se sabía que era seguro. Solo quedaba comprobar si era eficaz como fármaco contra la congelación y los ensayos clínicos han concluido que sí.
¿Qué pasa cuando nos sometemos a temperaturas muy bajas?
Si hacemos un viaje de ocio a la nieve en principio no nos pasará nada, siempre que vayamos suficientemente abrigados. No obstante, las personas que viven o trabajan continuamente en sitios a temperaturas muy bajas tienen muchas más probabilidades de experimentar un caso de congelación. Sobre todo si no se visten adecuadamente.
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Esto se debe al mecanismo natural que tiene nuestro cuerpo para protegerse del frío. En realidad, se producen varios procesos que ayudan a calentar el cuerpo. Por ejemplo, el cerebro envía a los músculos una señal para que se contraigan y se relajen muy deprisa, produciendo calor en el proceso. Es la típica tiritona que todos hemos experimentado alguna vez ante la bajada de temperaturas.
Pero hay algo más. Del mismo modo que a temperaturas altas los vasos sanguíneos se dilatan para favorecer la dispersión de calor, cuando hace frío se contraen, para retenerlo. Además, se disminuye el flujo sanguíneo hacia las extremidades, concentrándolo en los órganos centrales del cuerpo. Todo esto es necesario, pues si la temperatura en las vísceras se redujese mucho no podrían funcionar adecuadamente. Pero hay dos problemas. Por un lado, la contracción de los vasos sanguíneos favorece la formación de coágulos. Y, por otro lado, si este efecto se produce durante mucho tiempo, la falta de flujo sanguíneo en las extremidades puede acabar provocando una gangrena, que incluso podría hacer necesaria la amputación.
Inicialmente se nota un hormigueo, después las extremidades comienzan a ponerse blanquecinas. Y luego, poco a poco, se va perdiendo la sensibilidad y se forman ampollas. En este punto, la situación ya es muy grave. Posiblemente muchos de los protagonistas reales de La sociedad de la nieve se verían expuestos a algo así, aunque no fue necesario amputar. Lo que está claro es que sí les habría venido muy bien un fármaco contra la congelación.
¿Cómo funciona el nuevo fármaco contra la congelación?
Iloprost, el nuevo fármaco contra la congelación, actúa como vasodilatador. Esto significa que ensancha los vasos sanguíneos, minimizando los efectos de esa contracción tan peligrosa. Esto, inicialmente, podría tener también cierto riesgo, ya que si las zonas sin riego reciben mucha sangre de golpe pueden dañarse aún más a causa de algo conocido como lesión por reperfusión. El motivo es que esa sangre también va cargada de oxígeno, de manera que se puede producir una gran oxidación de las células, con los daños que eso supone en un tejido que ya estaba debilitado.
Pero resulta que Iloprost no es solo un vasodilatador. También tiene un gran poder antioxidante. Por eso, minimiza los riesgos de la congelación desde dos frentes distintos.
Antes de presentarse a la FDA, este fármaco contra la congelación se probó en un ensayo clínico con 47 pacientes. Estos se habían dividido en dos grupos, de manera que la mitad recibió Iloprost y el resto un placebo. Se vio que el 60% de los pacientes del grupo placebo experimentaron lesiones susceptibles de necesitar amputación. En cambio, entre los que recibieron el fármaco no hubo ninguno con lesiones tan graves.
Está claro que son pocos pacientes. No obstante, dada la seguridad del medicamento y la ausencia de algo mejor, la FDA no ha tenido dudas en aprobarlo. Al menos en Estados Unidos, este fármaco contra la congelación es ya una realidad para las personas que sufran los efectos de las temperaturas extremadamente frías. Ahora solo queda saber si otras autoridades sanitarias seguirán la misma línea.
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