Un informe del Banco Central de Cuba (BCC) desglosado este miércoles por Cubadebate pasa revista al proceso de bancarización. Las conclusiones no son optimistas: el país no está preparado para tener los dispositivos de cobro electrónico en todos los comercios, estatales y privados.
El fiasco es todavía más visible en el caso de las mipymes y otros negocios particulares, que llevan meses perfeccionando estrategias para esquivar la obligación de depositar su dinero en los bancos y estar al día con el fisco. De hecho, insisten, la cantidad de efectivo que circula en la Isla se incrementó en 2023 con respecto al año anterior, aunque la inflación tiene también su parte de responsabilidad.
«El crecimiento y aparición de nuevos actores económicos ha propiciado que cada vez haya más entidades por atender y más circulación monetaria. Al mismo tiempo, un mayor número de personas acuden al banco a depositar y extraer efectivo», explica Cubadebate, que lamenta que la intención de habilitar los cajeros automáticos solo para la población no haya surtido el efecto deseado y las instituciones bancarias no sean capaces de absorber el volumen creciente de transacciones.
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No obstante, señala el informe, al cierre de 2023 el BCC notó una disminución de las extracciones de efectivo y un aumento en el uso de canales electrónicos en un 21,1% en diciembre con respecto a septiembre. En ese mismo período, se realizaron 595.005 operaciones digitales por un valor de 1.745 millones de pesos. Asimismo, al finalizar el año, las operaciones en cuentas asociadas a tarjetas de pago que no involucran efectivo eran un 68,3% del total, 4,9% más que un año antes.
De los 364.705 «actores económicos» que existen en el país, apenas el 67,8% ha sido capacitado
Cubadebate recordó que el Gobierno ha implementado bonificaciones del 6% y 10% por cada operación electrónica que realicen las personas naturales en dependencia del servicio que paguen, así como ha creado el servicio de caja extra –la posibilidad de extraer efectivo de una cuenta bancaria desde una bodega estatal– y capacitado a trabajadores y empresas en la implementación de los sistemas digitales de pago, lo que ha contribuido al mayor uso de esa modalidad. No obstante, reconoce el medio, los esfuerzos siguen siendo insuficientes.
De los 364.705 «actores económicos» que existen en el país, apenas el 67,8% ha sido capacitado y cada día surgen nuevas mipymes (existen ya unas 10.000) que aumentan la demanda. Tampoco hay disponibilidad de efectivo, la mayoría de los cajeros automáticos se encuentran en malas condiciones y los bancos están experimentando una grave escasez de empleados. «En La Habana existe la mayor afectación, con una fluctuación del 26% de los trabajadores», añadió el diario.
El trabajo de comisiones de 2023 previo a la Asamblea Nacional del Poder Popular evaluó como deficiente la calidad del servicio en el sistema bancario y financiero de ese año. La peor parte, indica el informe, se la llevan los campesinos y los ancianos, que no cuentan con los medios o el tiempo para sortear la burocracia bancaria.
«Todavía el sector cooperativo campesino no está en condiciones de afrontar la bancarización al nivel que necesita el país»
A la misma conclusión llegó Rafael Pridas La O, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap) en el municipio de Nueva Paz, en la provincia de Mayabeque: «Todavía el sector cooperativo campesino no está en condiciones de afrontar la bancarización al nivel que necesita el país». La causa principal, además de la avanzada edad de muchos, argumenta, es que la mayoría tienen celulares «de teclas» que son los que mejor captan la cobertura en las zonas de servicio precario, pero no son lo suficientemente modernos para realizar pagos electrónicos.
Por otra parte, «es difícil abandonar la finca para estar el día entero en un banco haciendo colas para extraer efectivo. Aún más con la crítica situación del transporte y la lejanía entre los consejos populares que integran el municipio. Hoy tenemos cooperativas con más de dos millones de pesos en sus cuentas que no los pueden extraer», explicó Pridas.
Con trabajadores que cobran hasta 1.000 pesos por jornada y exigen efectivo, «al campesino le hace falta el dinero al pie del surco», prosiguió el dirigente. Los bancos han intentado ser flexibles y permiten la extracción de hasta 700.000 pesos si se les avisa con tiempo, «pero tengo campesinos con 50 trabajadores a los que deben pagar diariamente alrededor de 50 000 pesos en total». Y lo que permite extraer el banco, si se incluyen otros gastos, alcanza «apretado, para una semana», asegura.
Otro problema es la obtención de materias primas, o divisas para comprarlas en las mipymes, cuando los vendedores en su mayoría piden efectivo. Si se presiona a los campesinos a pagar con trasferencias, estos intentarán buscar otras formas de obtener dinero físico «desviando mercancías al mercado negro (…) lo cual incidiría, entre otros factores, en el aumento del precio de los alimentos», analizó Pridas.
«Hay actores económicos que no aceptan el pago electrónico, ni siquiera con efectivo de baja denominación»
En la vida cotidiana pagar por alimentos o servicios tampoco es sencillo. «Hay actores económicos que no aceptan el pago electrónico, ni siquiera con efectivo de baja denominación. Otros mantienen el código QR fuera de la vista de los clientes. Incluso, en algunas bodegas no saben emplear la caja extra y ponen excusas para no brindar el servicio», cuenta a Cubadebate una habanera.
Otros comerciantes simplemente se niegan a cobrar por transferencias o ponen precios diferenciados, siendo el pago en efectivo más barato. El envío de dinero a cuentas personales y no a las de las empresas, es otro de los recursos que utilizan los vendedores para evitar pagar impuestos.
En el caso de las tarjetas prepago para comprar combustible, a veces, asegura un cliente, llegas al servicentro y no hay conexión. Las largas colas para adquirir dichas tarjetas también representan un problema, añade. «En definitiva, en vez de acortar el proceso, lo hacemos más largo», lamenta.
En un contexto en el que incluso los vendedores de las empresas estatales se muestran reticentes a aceptar pagos electrónicos, la conclusión del informe es clara: «La infraestructura aún no cuenta con el desarrollo que exige el proceso –especialmente en el interior del país– y los actores económicos no estatales no tienen un mercado formal donde adquirir divisas, por lo cual siguen acumulando dinero en efectivo, y exigiendo el pago por esa vía a sus clientes». No obstante, la bancarización «sigue adelante».
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