«Divisa fresca». Esa ha sido la consigna, durante más de diez años, de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM). Así lo admitieron sin rodeos los directivos, altos cargos del Gobierno cubano e inversionistas extranjeros entrevistados en el documental Proa al futuro, grabado con drones de Geocuba y música original del dúo Buena Fe.
El material, de 28 minutos, invita a interpretar la ZEDM como la obra mayor, en materia económica, de la Revolución, y exalta sus capacidades logísticas desde su apertura en 2013. El propósito del audiovisual difundido el pasado martes por Televisión Cubana: «Atraer la inversión extranjera» y recordar a los dirigentes del régimen que «soñaron» con el proyecto, desde Fidel Castro hasta su actual y más diligente «supervisor», Ramiro Valdés.
Sin embargo, la mente maestra detrás de la ZEDM –insistieron los entrevistados– fue el general Julio Casas Regueiro, entonces ministro de las Fuerzas Armadas, que murió de un infarto en 2011, dos años antes de la inauguración. No obstante, añadieron, hubo otras dos personas que vigilaron de cerca su ejecución: el recientemente fallecido Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, presidente del conglomerado militar Gaesa, y su ex suegro, Raúl Castro.
Osvaldo Bravo, director de la empresa de Servicios Ingenieros de Mariel, recuerda haber visto «personalmente, todas las semanas» a «Luis Alberto» –sobre quien el documental acumula mucho material visual en compañía de otros altos cargos, a lo largo de los años– durante la fase de estudio para desarrollar la zona.
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Luego vino el «acelerado proceso inversionista» para ejecutar lo que López-Calleja y Casas Regueiro habían conocido en otras zonas comerciales relevantes del mundo, sobre todo en Panamá. El punto inicial de la ZEDM: el muelle de Aguas Profundas, construido en 2013 pese a que «no se tenía ningún tipo de experiencia» previa, celebró Bravo.
Si se dieron prisa para acabar el proyecto fue para quedar bien ante los mandatarios que asistieron a la segunda cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en enero de 2014, celebrada en La Habana. En aquel momento, todos los astros del Socialismo del Siglo XXI –entre ellos Nicolás Maduro, Dilma Rousseff y Evo Morales– se alinearon para inaugurar la ZEDM. La puesta en marcha fue un éxito; el fracaso, más duradero, vino después.
La empresa de construcción de Mariel, que empleó –y mantiene– a 3.000 trabajadores, ha sido la encargada de edificar otros proyectos complementarios, como la Terminal de Contenedores y las dos líneas de ferrocarril que parten de la zona. Con la «poderosa» terminal, el «futuro socialista y próspero» de Cuba estaba, según Raúl Castro, garantizado.
Unos 11 kilómetros de carreteras, además de cuatro puentes, tiene la «robusta» red vial que da acceso a la ZEDM, asegura el documental. El canal de acceso por mar tiene 200 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad. En 2022, se dragó la bahía para facilitar el paso de los buques neopanamax –los más grandes del mundo–, explicó Martín José Spini, gerente general de la ZEDM, con una larga experiencia como directivo del conglomerado logístico PSA International (Singapur).
El dragado, añadió Spini, fue una estrategia para ganarle a la competencia: otros puertos de la región no tienen la capacidad de albergar a buques de gran porte, como los neopanamax; Cuba, sí. El hecho de que Mariel sí cuente con esa posibilidad lo convierte en una opción preferible a otras terminales caribeñas.
Por Mariel ha pasado «todo», recalcan sus directivos. Desde las piezas para la fábrica de la reciente cerveza Parranda hasta los componentes de la maltratada canasta básica. La tecnología para la fábrica de embutidos de la empresa mexicana Richmeat en Cuba también han llegado a través del puerto, así como las materias primas para elaborar sus productos.
La cadena de mando en la ZEDM está clara, las órdenes vienen del Consejo de Ministros y se imparten a través de la Oficina Rectora y su directora adjunta, Yanet Vázquez. Si un cliente internacional quiere beneficiarse de la zona tiene que acudir a la ventanilla única, que organiza las solicitudes. De momento, hay 64 negocios en activo.
«Nosotros no tuvimos que salir a tocar las puertas de las autoridades cubanas», afirma Arnoud Van Shaik, director de la empresa mixta Cervecería Cubana y encargado de la colombiana Bavaria para América Latina.
La misma opinión tiene Luis Alberto González Hernández, presidente de Richmeat, presente en la ZEDM desde 2019. Richmeat aspira a producir, dentro de tres años, unas 7.000 toneladas anuales de alimentos. Un deseo adicional, dijo González sin demasiado convencimiento, es «estar encadenados» con los productores cubanos, sobre todo con vistas a conseguir materias primas nacionales.
En cuanto a la tabacalera Brascuba –que produce los cigarros H. Upmann y Fresh–, su presidente, Alexandre Carpenter, lamentó los «problemas y desafíos» de invertir en Cuba, pero aseguró que «el país está cambiando mucho».
El parque solar Guajaibón, la fábrica vietnamita de pañales para adultos Thai Binh y la empresa Suchel TBV son otros de los proyectos que prevén crecer este año. Los directivos de Suchel, también bajo administración de Vietnam, aseguraron que producirán 70.000 toneladas anuales de detergente en polvo y 20.000 de detergente líquido. Una empresa española, otra portuguesa y dos vietnamitas se repartirán las 119 hectáreas del Parque Industrial Mariel VI, que ya están «listas para el arrendamiento».
La ZEDM cuenta con otro elemento poco conocido: un plan de poblamiento de la localidad de Caguairán, cerca de la zona, en la cual se han construido decenas de edificios –»130 viviendas anuales»– para albergar a las familias de los trabajadores.
Echar a andar Mariel costó 3.000 millones de dólares –pagados en gran parte por Brasil, lo cual justificó que Rousseff cortara la cinta de inauguración–, subraya el material, citando a Miguel Díaz-Canel. Pese al entusiasmo del documental, su historia ha sido en realidad una suma de fracasos.
En 2022, Mariel apenas pudo captar 18 millones de dólares en exportaciones, y para el primer semestre de 2023, las cuentas registraban unos 13 millones. Desde la creación de la ZEDM, hace ahora diez años, apenas se han captado 3.500 millones de dólares en total, en lugar de los 2.500 anuales que se anunciaron.
La cartera de negocios de Mariel sigue creciendo, y ahora cuenta con 729 proyectos –21 más que en 2022– y el monto de inversión asciende a 34.471 millones de dólares. No obstante, la inestabilidad de la economía cubana causó que 63 proyectos planificados para 2023 fracasaran. Como es usual, las expectativas del régimen respecto a la ZEDM pocas veces se corresponden con la realidad.
Varios de los empresarios que ahora defienden la ZEDM con vehemencia han tenido desencuentros con su burocracia. Uno de los episodios más sonados fue el de Suchel TBV, cuyos directivos vietnamitas suspendieron la actividad de la fábrica a inicios de 2023 por complicaciones para importar su maquinaria. Los resultados que prometían entonces –y que recalcan en el documental– quedaron en nada.
No obstante, en Mariel siguen cifradas todas las esperanzas de supervivencia de un régimen que, diez años después, obedece el faraónico mandato de Raúl Castro para la ZEDM: «Hay que seguir construyendo».
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