Este miércoles se formuló una promesa en el Salón de los Espejos del Gobierno Provincial de Santiago de Cuba por la que el empresario Michelle Curto –en caso de incumplimiento– deberá rendir cuentas. «Por cada kilogramo de café que salga tiene que estar garantizada la misma cantidad para los cubanos», dijo el italiano, presidente de la Asociación de Intercambio Cultural y Económico con Cuba y activista político que desde hace años intenta activar el proyecto BioCuba Caffe, ayer constituido –por fin– como empresa mixta.
«Cada vez que vayamos a exportar café tendremos que asegurar que haya para los cubanos. Mantendremos siempre en el centro a los productores», defendió el empresario italiano, una afirmación que cuesta creer a los cubanos, cansados ya de beber una mala mezcla de café y chícharos a partes iguales, mientras las autoridades cacarean lo demandado que es el grano nacional en el exterior y firman proyectos.
«La nueva entidad –dijo la viceministra primera del Ministerio de Comercio Exterior, Ana Teresita González– tiene una concepción innovadora, pues se aparta de la producción convencional del café»
- CHECALO -
«La nueva entidad –dijo la viceministra primera del Ministerio de Comercio Exterior, Ana Teresita González– tiene una concepción innovadora, pues se aparta de la producción convencional del café, apuesta por un producto limpio, potencia la preservación y la responsabilidad social del mismo. A la vez fomentará las buenas prácticas agrícolas para mejorar el rendimiento de los cultivos y de la calidad del café».
En la firma participaron Mario Cerrutti, director general de Fundación italiana Lavazza; Matteo Saccani, director general de Hecho en Italia; y, por la parte cubana, Tamara Arzuaga, presidenta de la Sociedad Mercantil Agroforestal.
Santiago de Cuba «es el referente de la producción de café en el país, ya que aporta el 40% del volumen total del grano extraído en la Isla», explicó Robeldi Nicot, del Grupo Empresarial Agroforestal, que justificó así la ubicación del proyecto. La producción en la provincia, en cualquier caso, lleva años cayendo en picada y afectando a las entregas del café por la libreta en toda la zona oriental de la Isla, pero Cerutti hizo público otro compromiso: el de que en unos años «podrían tener resultados muy buenos para el sector».
Lavazza, una marca de prestigio y precios moderadamente altos dentro del sector en Europa, presentó este octubre en Madrid La Reserva de ¡Tierra! Cuba, un nuevo café premium orgánico de la gama La Reserva de ¡Tierra!, una colección de blends –mezcla– para la hostelería.
En aquel evento, la empresa se jactó de haber comenzado un programa de desarrollo sostenible en la Isla, en 2018, colaborando con varias instituciones y autoridades locales para reactivar el cultivo del café en el país y recuperar la calidad del café verde cubano. Se deleitó detallando las bondades del grano oriental, de «cuerpo aterciopelado con notas de almendras, chocolate con leche y un regusto dulce a vino» y afirmó que trabajaba cuidando a los agricultores, promoviendo especialmente el papel de mujeres y jóvenes, con respeto al medioambiente.
Además, atribuyó la caída de la producción de la Isla al brote de la enfermedad de la roya, sin aludir a los problemas del campo, que incluyen los impagos, la falta de insumos, el éxodo de los productores, ni las malas prácticas empresariales, que han llegado a dejar a los cubanos sin el producto.
No es la única compañía europea que ha acudido a hacer negocios con el que un día fue famoso producto de la Isla
No es la única compañía europea que ha acudido a hacer negocios con el que un día fue famoso producto de la Isla. Hasta Santiago también ha acudido la francesa Malongo, que invertirá en un proyecto ubicado en Ramón de Las Yaguas (Songo la Maya) para incrementar la productividad del grano.
Lo irónico de este caso es que en ese mismo lugar se encuentra la antigua finca cafetalera La Fraternidad, fundada por franceses que huyeron de la Revolución Francesa en 1791 y cuyas ruinas están siendo rehabilitadas con dinero de la Unión Europea y de la propia Malongo.
En la alianza italiana también está la asociación de izquierda Filorosso, que este septiembre envió a Cuba varias ambulancias financiadas con el dinero que recauda en su tienda de comercio justo. El dinero obtenido a través de la venta de varios productos de la Isla, entre ellos el café Frente Oriental (a 15 euros el paquete de 250), se reinvierte «solidariamente» en insumos para Cuba.
El hilo conductor de todo ello es la Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba, presidida por Curto que en una muy extensa entrevista realizada hace un año por la prensa oficial y titulada Cuba me ha reconectado con mis utopías, se jactó de haberse opuesto activamente a la propuesta del alcalde de Torino de entregar la ciudadanía honoraria a Yoani Sánchez, un año antes de la creación de 14ymedio, que ella dirige desde 2014.
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