Desde el surgimiento del protocolo Ordinals, el tema de la censura de transacciones en Bitcoin ha enfrenado opiniones tanto de desarrolladores como de comerciantes, mineros y usuarios de Bitcoin. El problema está más vigente ahora que el pool de minería Ocean comenzó a filtrar o censurar transacciones que incluyen inscripciones y datos arbitrarios con OP_RETURN.
El problema con esta política, que llevan a cabo Ocean y su CTO, el desarrollador de Bitcoin Core Luke Dashjr, se agrava de cierta manera porque nunca expresaron claramente cuál era el camino que querían seguir. Se enfocaron en vender la idea de que el pool de minería proporcionaría herramientas necesarias para que los participantes tuviesen mayor poder de decisión sobre qué transacciones querían incluir en los bloques con Stratum V2 y dejaron el tema de las inscripciones de Ordinals a un lado. Como consecuencia, se generó un clima de especulación que solo contribuyó a generar confusión.
Ahora que sabemos que uno de sus principales incentivos es censurar transacciones, como de hecho ya lo están haciendo, llueven críticas sobre Ocean. Más aún, cuando el pool todavía no utiliza Stratum V2 con todo su alcance, puesto que hasta ahora las plantillas para seleccionar las transacciones de la mempool las crea Ocean (no los mineros) con parámetros que deciden Luke Dashjr y el equipo con el que trabaja. Si venden la idea de que los mineros pueden participar en la elección de transacciones, ¿cómo tomar la decisión unilateralmente puede contribuir con ese esfuerzo? ¿No se supone que Stratum V2 permitiría precisamente evitar que esto ocurriera y que el poder que hasta ahora tienen los pools pasara a las manos de los mineros de la red?
- CHECALO -
Según Ocean, la razón por la que todavía no han implementado todas las funciones con Stratum V2 tiene que ver con que están resolviendo problemas relacionados con el método de distribuir las recompensas entre los mineros de manera directa, sin custodiar los fondos que se generan en la transacción coinbase. Sin embargo, el procedimiento no es fácil. La prueba es que el primer bloque que encontraron se generó con una plantilla formulada por un servidor de prueba y el pago a los mineros no se ejecutó sin recurrir a la mediación del pool. Poco después, encontró otro bloque, que sí pagó a los mineros los fondos de la recompensa sin recurrir a la custodia.
Mientras esta situación se mantenga, el pool de minería tendrá potestad para elegir qué transacciones incluir en sus bloques, que hasta ahora han sido más de los que se esperarían de un pool que apenas tiene el 1% del hashrate de la red (460 PH/s), lo que revela que la suerte está de cualquier lado. Cuando Stratum V2 esté completamente activado, y los mineros tengan la posibilidad de crear sus propias plantillas de transacciones, podríamos ver un cambio, porque los mineros de Bitcoin buscan optimizar sus ganancias. Si eso implica aceptar transacciones que contengan tokens o NFT, lo harán siempre que paguen las comisiones más altas.
Al respecto, es necesario reflexionar sobre cuáles son realmente las posibilidades de censurar transacciones en Bitcoin por parte de una minoría y cómo afecta esto a los usuarios y mineros de la red.
En principio, nadie está obligado a formar parte de Ocean. Por lo tanto, quienes no apoyen la censura de inscripciones con Ordinals y de transacciones OP_RETURN (un campo en las transacciones que se utiliza para registrar texto u otra información), como las que se ejecutan a través del mezclador Whirlpool de Samourai Wallet, simplemente pueden minar a través de otro pool. Los comerciantes y creadores de mercados de tokens, por su parte, pueden confiar en que otros mineros coincidirán en el hecho de que la búsqueda de la optimización de las ganancias prevalece sobre la moral y las éticas personalistas.
Si algo ha quedado claro en estos días es que no todos estamos de acuerdo con las ideas de Luke Dashjr. Los argumentos sobre que Bitcoin “ya no es resistente a la censura” y que él tiene la respuesta para “arreglar” una supuesta “vulnerabilidad” del código no se han extendido más allá de un pequeño círculo. Más bien parece que esta postura intenta revestir a Bitcoin con ideologías personales y cierto dogmatismo, cuando la realidad es que Bitcoin es un espacio y una herramienta que no requiere permisos (permissionless) mientras se cumplan las reglas del juego.
Bitcoin, al ser permissionless, permite, bajo sus reglas, registrar transacciones «especiales» en la misma medida que permite censurarlas individualmente o colectivamente a través de los nodos.
¿Qué significa esto? Pues que más allá del uso de Bitcoin como legitimación de proyectos inútiles, las personas pueden utilizar la red para sostener mercados que los favorecen en términos financieros. Precisamente el surgimiento de estos mercados ha favorecido también a los mineros de la red y parece improbable que estos apoyen proyectos que potencialmente disminuirían sus ganancias, sobre todo ahora que la proyección de los BRC-20 y los NFT de Ordinals podría garantizar un flujo constante de dinero a través del incremento de las comisiones.
Bitcoin no es perfecto. Si el código está roto en algún lado, esa falla no está en lo que hace posible la existencia de Ordinals o de cualquier herramienta que permita inscribir información arbitraria en el archivo de Bitcoin. Si quisiéramos corregir lo que permite que se ejecuten este tipo de transacciones, tendríamos que pensar en la posibilidad de prescindir de mejoras en el código como Taproot, que abrió las puertas para realizar transacciones más complejas. Pero perder Taproot, y todo lo que implica, significaría perder la posibilidad de integrar soluciones como los covenants o la posibilidad de ejecutar contratos inteligentes en Bitcoin. En definitiva, prefiero que Bitcoin sea más versátil, que ofrezca más opciones para los usuarios, mineros y desarrolladores, que volver al estado experimental de sus inicios.
En fin, personalmente no apoyo la proliferación de proyectos inútiles en Bitcoin (pero tampoco en el mundo editorial, la industria del cine, el arte o el de la alimentación); pero no puedo dejar de oponerme a la censura en Bitcoin porque considero que este es un espacio para ejercer la libertad, incluso si eso significa cuestionar mis propias ideas o aceptar las contradicciones de los seres humanos.
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