Popularizado por la saga los Expedientes Warren, el llamado poltergeist de Enfield, todavía provoca un constante debate acerca de su verosimilitud. El que se suele denominar uno de los casos sobrenaturales mejor y más documentados del siglo XX, trae una inevitable controversia. Una, que abarca lo que podría ser real o un fraude bien elaborado. Todo, en medio de una serie de sucesos inexplicables que captó la atención de Inglaterra durante la década de los setenta. El director James Wan convirtió a la circunstancia en un estudio sobre el horror sobrenatural. Además de involucrar a los autoproclamados demonólogos Lorraine y Ed Warren, como elemento esencial de un final feliz a un suceso con tintes demoníacos.
El documental de cuatro partes, El poltergeist de Enfield de Apple TV+, se aleja de la ficción, para hacer una reconstrucción detallada sobre lo ocurrido. Lo que incluye desde utilizar videos, fotografías y audios grabados durante los acontecimientos. A la vez, permitir que algunos de los protagonistas — sometidos al escarnio y curiosidad pública por más de cuarenta años — den su punto de vista. Acusados de fraude, en medio de discusiones y debates acerca de su credibilidad, la familia Hodgson debió soportar el escrutinio de la prensa. A la vez, denuncias y acusaciones de los servicios sociales británicos. Todo, luego de padecer eventos sin explicación que se alargaron a lo largo de más de 17 meses.
El poltergeist de Enfield
La docuserie ‘El poltergeist de Enfield’ de Apple TV+, trae de nuevo a la discusión pública el controvertido caso, que se considera uno de los pocos en que se puede probar a través de la ciencia. Pero la producción, pierde una buena cantidad de tiempo de sus cuatro capítulos, en demostrar sus variados recursos técnicos y cinematográficos, sin ahondar en lo esencial. Desde la reconstrucción de la casa de la familia Hodgson en Londres, hasta entrevistas con los testigos. La serie despliega toda su fortaleza en convencer, pero nunca en contradecir una serie de sucesos poco verificables y terroríficos.
El miedo desde un punto de vista doméstico
La serie de Apple TV+ intenta brindar un punto de vista que se acerca a la rigurosidad científica. No obstante, no hay una clara intención de contrastar las declaraciones sobre los hechos o al menos, someterlas a evaluaciones. La premisa de la producción es clara: mostrar punto a punto, como se desencadenaron la experiencia terrorífica de la familia. Lo que incluye, la reconstrucción exacta del hogar de los Hodgson en Londres.
Algo que permite, que el argumento tenga un peso realista. Después de todo, cada frase y escena del guion se basa directamente en el archivo de Maurice Grosse, el investigador paranormal que se ocupó del caso. Pero más allá de analizar lo sucedido, el experto además acumuló cientos de pruebas consideradas irrefutables acerca del fenómeno. Por otra parte, ¿lo son?
Entre la certeza y el fraude
Desde su primer episodio, el documental deja claro que su intención es hacer del dominio público las supuestas evidencias sobre el hecho paranormal que sufrió la familia Hodgson. Un punto que aunque es de interés, que le lleva a su principal problema. No hay una segunda versión ni tampoco, una que contradiga lo que se muestra en pantalla. A pesar de que hay algunas voces discordantes — y el argumento incluye la incredulidad que rodea lo ocurrido — la balanza de pruebas se inclina a comprobar.
Por lo que el hilo conductor es mostrar cómo el suceso se incrementa hasta volverse una amenaza para la salud física y mental de las víctimas. Poco a poco, lo que comienza como una serie de sonidos extraños, termina en objetos que se mueven solos e incluso, una visita policíaca documentada. Los cuatro episodios, cuentan básicamente la misma historia: la forma en que lo sobrenatural se manifiesta y pudo ser captado en cámaras y cintas de audio.
No obstante, la producción no llega a la encrucijada central. ¿Pudo cada cosa que muestra ser provocada por factores demostrables o la simple intervención? Aunque gran parte de los episodios muestran las voces que se alzaron para desmentir, o directamente, acusar a lo Hodgson de mentir, no hay un objetivo en las vagas afirmaciones de vecinos y voces incrédulas. En su lugar, hay un grupo de expertos en diferentes áreas, que dejan claro que las pruebas aportadas podrían ser creíbles. Que, incluso, lo son en determinadas circunstancias y mientras no sean sometidas a un escrutinio más elaborado.
Al final, un caso sin respuestas
Para su último capítulo, El poltergeist de Enfield es, mucho más, una recreación realista y con un apartado visual cuidadoso, que el documental de investigación que dice ser. La contradicción es complicada cuando la serie plantea su premisa. En especial, cuando intenta que el debate alrededor de lo ocurrido, tenga una nueva óptica. Pero sigue sin permitir un escrutinio más profundo.
¿Realmente hubo eventos inexplicables incluso para científicos del siglo XXI? Lo más lamentable es que la producción ofrece la posibilidad de escudriñar a fondo los eventos que relata, pero no lo hace. Mucho peor, se empeña en crear más parecida a una película de terror que una hipótesis que podría ser demostrada — o desmentida — con el material a disposición.
Con un apartado casi cinematográfico, la serie se queda corta en ambición al contar su historia. Con más intención de asustar que informar, su punto fundamental no se resuelve. ¿Fue real o no lo ocurrido a lo Hodgson? La producción evita cualquier respuesta directa. Un punto que desmerece el esfuerzo creativo y en especial, la intención del argumento de llevar a un público en esencia escéptico, un caso que sorprendió a la opinión británica. Su mayor problema y el que no logra resolver para su memorable — aunque vacío y engañoso — último episodio.
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