Alonso en los libres de Japón (REUTERS/Issei Kato)
Fernando Alonso quiere intentar hacer borrón y cuenta nueva en el Gran Premio de Japón de Fórmula 1. En Suzuka, un circuito en el que ya sabe lo que es ganar (2006), el bicampeón del mundo español buscará resarcirse del batacazo que tanto él como Aston Martin se llevaron en Singapur. Si ya fue suficientemente malo de por sí que Lance Stroll se quedase sin carrera por un accidente considerable en la clasificación, la última posición en la que concluyó el líder del equipo remató un fin de semana para olvidar en las filas verdes.
A pesar de que había unas expectativas muy altas puestas en la cita de Marina Bay, ni el ritmo ni la suerte acompañaron a Alonso. La victoria número 33 de su trayectoria en el Mundial tendrá que esperar, ya que un trazado que supuestamente se adaptaba a la perfección a las características de su monoplaza acabó convirtiéndose en un auténtico infierno. El piloto más veterano del campeonato (42 años) no pudo ser más rotundo para confesar cómo se sentía: estuvo a los mandos de “un coche inconducible”.
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- CHECALO -
En la escudería británica no tuvieron más remedio que desvelar que Alonso había tenido problemas en su bólido desde la segunda vuelta del domingo. La suspensión del ‘14′ quedó muy dañada al poco de iniciarse la prueba y, tal y como reconoció el director deportivo de Aston Martin, Andy Stevenson, las consecuencias fueron fatales. El cuarto mejor piloto de la temporada perdió “un total de 45 segundos” debido a este contratiempo y a los otros con los que se encontró: la penalización de cinco segundos, una mala parada en boxes y un trompo al entrar en estos.
Alonso llegando a Suzuka (REUTERS/Issei Kato)
El fallo principal no resultó, en absoluto, menor. Para muestra, lo que ha comentado al respecto el jefe de rendimiento de Aston Martin, que ha querido ejemplificar, para el aficionado de a pie, qué supone que la cubierta de una horquilla inferior de la suspensión delantera se suelte y, además, se quede encajada entre la rueda y el chasis.
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Tom McCullough ha expuesto a las claras, sin que quepa duda, y aun entendiendo lo justo de aerodinámica, la situación con la que tuvo que convivir Alonso durante 60 de las 62 vueltas en Singapur. “El efecto era como sacar el brazo por la ventanilla mientras conduces”, confiesa en unas declaraciones recogidas en Auto Motor und Sport. ¿Consecuencia? La peor jornada del asturiano desde que empezó a correr con su nueva escuadra.
El Aston Martin de Alonso, en acción (REUTERS/Issei Kato)
El enfado de Magic ha decrecido con el paso de los días, mostrándose mucho más optimista en la previa de Japón. “Creo que cada circuito ha sido un poco una sorpresa por diferentes razones y para diferentes personas. Con alta velocidad, no fuimos los mejores en la mayor parte de la temporada, así que estábamos un poco preocupados al llegar a Suzuka. Pero en Zandvoort, que es un circuito de alta velocidad, fuimos muy rápidos y luchamos por el podio. Espero que sea una de esas sorpresas positivas”, confía, agarrándose a la imprevisibilidad: “Sobre el papel, debería ser un poco más difícil que Singapur, o digamos que en Singapur teníamos muchas esperanzas debido a la naturaleza de la pista. Aquí es un poco más difícil de saber”.
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